sábado, 30 de julio de 2016

Pintura: Juan Rimsa

 Pintura: Juan Rimsa


Juan Rimsa (Lituania, 1903-EE.UU. 1978).Inicio su formacion en Lituania y Rusia.Llegado a America del Sur, estudio pintura en La Escuela de Bellas Artes de Buenos Aires, bajo la direcion del eximio maestro argentino Pio Collivadino. Rimsa vivió en Bolivia entre 1937 y 1950. Los paisajes altiplánicos, los tambos, los rostros de la gente quedaron plasmados en sus óleos que se consideran entre lo más representativo del arte del siglo XX en el país.Juan Rimsa, cuyo legado se conserva en museos estatales de Bolivia, municipales de La Paz y colecciones particulares, formo en La Paz y Sucre, (entre 1944 y 1947) a un importante grupo de artistas bolivianos que posteriormente se consagraron como grandes referentes , entre ellos destacan: Gil Imana, Maria Esther Ballivian, Antonio Mariaca, Enrique Valda del Castillo entre otros.Recibio el Condor de los Andes, maxima condecoracion del Gobierno Boliviano.Al mismo tiempo recibio la nacionalidad boliviana.La Universidad Mayor Real y Pontificia de San Francisco Xavier de Chuquisaca le concedio el titulo de Profesor Honoris Causa.Falleció en 1978 en California (EE.UU.).(b Lithuania, c. 1900; d Santa Monica, CA, 1975). Lithuanian painter and teacher, active in Bolivia. He arrived in Bolivia in 1937, settling in Sucre and teaching there at the Academia de Bellas Artes for three years, after which he opened a Taller Superior de Pintura. In 1945 he moved to Potosi, where he also did some teaching, and in 1947 to La Paz. He left Bolivia in 1950 to live in Mexico, and after a few years there he settled in Santa Monica, CA. Rimsa brought to Bolivia the Expressionism that was an important style in northern European art at that time. Fascinated by the light, the native people and the earthy energy of Bolivia, he adapted his figurative paintings to develop a passionate expressionism, using intense colours with strong brushstrokes, frequently outlined in dark colours to achieve dramatic effects unusual in Bolivia at that period. His paintings, crowded by their subject-matter, have a characteristic rhythm and expressive movement, as in Man in Yellow (1938; U. Sucre, Mus. Charcas) and The Founding of La Paz (1948; La Paz, Alcald?a Mun.). A retrospective of his work was held in the Alcadia in La Paz in 1975.



RIMSA, Juan (Svedasal, Lituania, 1903 – S. Mónica, EEUU, 1978).- Pintor.



Estuvo en Bolivia 14 fructíferos años (1936 y 1950). Estudió inicialmente -motivado por su padre quien era sastre- en la Academia de Confecciones de Viena, Austria (1924-1925), donde también comenzó a cultivar el dibujo. Corría el año 1926, cuando decide trasladarse a París (Francia), en pos de seguir estudios de arte, pero triste fue su suerte al no encontrar oportunidades de trabajo ni estudio, en eso -como cuenta Tatiana Davitians- tan sólo se encontró con un hombre que con engaños logró que Rimsa aceptara ir a Brasil supuestamente para trabajar como pintor, sin embargo acabó como zafrero en una de las tantas plantaciones del Mato Grosso brasileño, cerca a la frontera de Bolivia. Al poco tiempo el joven Rimsa logró escapar con dirección a San Pablo, de allí parte con nuevas esperanzas a la Argentina. Llegó a Buenos Aires en 1930, allí conoció a Pío Collivadino quien en su papel de director de la Academia de Bellas Arte de Buenos Aires, lo incorporó a la institución y siguió la carrera de arte hasta 1934. Llegó a Bolivia en 1936 y luego de trabajar en La Paz, fue designado director de la Academia de Artes ‘Zacarías Benavides’ (1943) de Sucre, entidad a la que renunció en 1944 para abrir el ‘Curso Superior Rimsa’ en 1944, al que asistieron Gil Imaná, José Ostria, Juan Ortega, Eloy Vargas, Josefina Reynolds, Luis Aguilar, Enrique Valda Castillo, José Ramírez Tórres, Elsa Arana Freyre, Gastón Calvo, Armando Guillén y Carmela Carranza. Esta misma experiencia la repitió en La Paz con alumnos como Graciela Rodo Boulanger, María Esther Ballivián, María Luisa Pacheco, Raúl Mariaca y otros. En el trayecto, ha expuesto su obra en galerías de Argentina, Brasil, Chile y EEUU.

Jorge Suárez lo valoró en 1963: "Sí, es una fiesta del color pero ¡qué maestría! Difícilmente se podrá encontrar un pintor con la audacia de Rimsa. No somos críticos a la manera de esos eruditos que suelen adjetivar su emoción con comparativos falsos y rimbombantes, pero sí tenemos la suficiente sensibilidad para atender y 'darnos cuenta'. Le agradecemos a Rimsa ese mensaje de optimismo. Esa presencia de una Bolivia no sumida en ocres melancólicos, desiertos sino proyectada con gran ritmo, con una alegría verdaderamente mística".

En 1975, a propósito de una retrospectiva de su obra en La Paz, el maestro Juan Rimsa expresó: "...satisfacción grande ha sido el poder enseñar en Bolivia, mis alumnos ahora, con sus triunfos, me llenan de orgullo porque creo que la semilla que he dejado en Bolivia no ha sido en vano. Espero que ellos a su vez, formen una pléyade de alumnos para que los frutos que estamos viendo ahora no se pierda".

PREMIOS: Segundo Premio en la Exposición Anual de la Escuela de Artes de Buenos Aires con su obra ‘Noche en el puerto de Buenos Aires’ (Argentina, 1934).

Referencias:


Elsa Arana, "J.R. en Buenos Aires", LR/Literario, 17.06.1951, 10; J. Suárez, "Bolivia palpita en la pintura de J.R.", La Nación/Dominical, 16.06.1963, 4; V. Terán E., “J.R., maestro…", PL, 23.11.1975, 4; E. Blanco, "J.R., un viejo profesor y amigo", Sopocachi, 22, 1994, 20-21; Cat. Museo Nal. de Arte, LP, 1975; T. Davitians, "El lituano J.R., pintor de América Latina", Hoy/Domingo, 09.03.1986, 23-26 (I), 16.03.1986, 19-22 (II); L. Durán B., "J.R. pintor boliviano", El Diario/Magazine 20.08.1950, 4-5; R. Arze A., “Entrevista a don Mario Estenssoro”, Rev. Ciencia y Cultura, UCB, 11, 1999, 29-45; J. Ortega L., "Mi encuentro con Juan Rimsa", DL, 30.11.1975, 4; Arte Bolivia, LR, septiembre 2009, 43

Juan Rimsa, vida y obra de un maestro lituano en Bolivia.


El artista Lituano Juan Rimsa fue un personaje fundamental dentro del contexto del arte nacional a lo largo de la primera y segunda mitad del siglo pasado. Maestro formador de maestros, varios de quienes fueron sus discípulos son actualmente figuras consagradas de nuestro arte. A través de esta breve reseña, el crítico e investigador de arte Harold Suarez Llápiz nos acerca a lo que fue parte de su vida y obra en nuestro país.

La figura del eximio pintor Juan Rimsa (1903-1978), muy activo en nuestro país entre 1935 y 1950, fue fundamental en el escenario artístico de la época. Inició su formación artística en Lituania y Rusia. Al arribar a nuestro continente, estudió pintura en La Escuela de Bellas Artes de Buenos Aires, bajo la tutela del maestro argentino Pío Collivadino.

Indudablemente existe un antes y un después de la llegada del maestro europeo al país. Es que el lituano abrió un sendero clave para posteriores generaciones de artistas en La Paz y Sucre, dejando en estos lugares destacados discípulos que posteriormente incursionaron con éxito en el ámbito artistico internacional, entre ellos se destacan: Gil y Jorge Imaná, María Esther Ballivián, Graciela Rodo Boulanger, Antonio Mariaca, Enrique Valda del Castillo, Mario Eloy Vargas, Juan Ortega Leytón, José Ostria, entre otros.

Rimsa es considerado uno de los artistas más importantes de su Lituania natal, viajero incesante, a muy temprana edad abandonó su país para explorar el nuevo mundo. Residió en Argentina, Brasil, Bolivia, Tahití entre otros países, hasta finalmente establecerse en California, Estados Unidos donde pasó sus últimos días. Recibió el Cóndor de los Andes, máxima condecoración del Gobierno Boliviano. Al mismo tiempo, obtuvo por sus méritos en el desarrollo de nuestra cultura la nacionalidad boliviana. La Universidad Mayor Real y Pontificia de San Francisco Xavier de Chuquisaca le concedió el título de Profesor Honoris Causa.

La calidad de la obra del lituano está fuera de discusión. Esta impone la presencia de un pintor apasionado; aventajado dibujante y colorista, resolvía su obra mediante una figuración estilizada y elegante. Vinculado en primera instancia a la corriente del expresionismo alemán, ( que tenía como principales referentes a Franz Marc y a August Macke), de clara influencia en la Europa de la época, para posteriormente quedar fascinado con la obra impresionista y neofigurativa de Vincent Van Gogh y Paul Gauguin respectivamente. Desarrolló finalmente una neo figuración expresionista, puesto que no pretendía representar la visión inminente, sino que interpretaba a su parecer lo visto para acrecentar la impresión y al mismo tiempo elevar sus sentimientos como artista.

Estilizó e idealizó aun más la figuración indigenista que impuso años antes de su llegada al país, su colega, contemporáneo y amigo Cecilio Guzmán de Rojas, puesto que además de alargar sus personajes representados, otorgó a sus personajes representados mayor movimiento, color y plasticidad.

Dueño de una paleta expresionista, aplicaba una pincelada elegante, larga, gruesa, de fuertes y brillantes contrastes cromáticos y con las texturas propias del rico empaste utilizado. Todo ello resuelto con un uso magistral del claroscuro. Por lo general, cada cuadro de Rimsa nos brinda la impresión de tener enfrente a una especie de reflector, que crea en ellos un efecto de portentosa luminosidad. El sutil contraste de los claroscuros otorga a cada escena un aire místico y simbólico. Su fuerte saturación cromática, de aguda sensibilidad y de armoniosas relaciones de acordes luminosos, se visualiza en vibrantes pinceladas yuxtapuestas, formando una red abigarrada de pulsiones gestuales.

Cabe destacar el hecho de que, con un pincel amplio y libre pintó colores vivos de forma rápida y a veces extasiadamente luminosa y creando zonas cuyo efecto espacial no se fundamenta en una formación perspectiva exacta, sino principalmente en intensivos contrastes cromáticos.

La acentuación de los objetos y de las figuras o el intento de expresar lo significativo y característico de lo representado condujeron a menudo a Rimsa a deformar la realidad y a crear un espacio sugestivo. Lo comprobamos en el enorme lienzo que descansa en las paredes del Museo Nacional de Arte de La Paz, y lleva como título: “Fiesta indígena” (1945), donde la expresión de la obra se reduce primeramente al rostro iluminado de una única figura que mira fijamente al ocasional espectador y que se muestra inmersa en una composición centrípeta, establecida dentro de una paisaje nocturno, que tambien nos permite evidenciar una superpoblación de figuras alargadas, alineadas a una estética que me remite al pintor renacentista Doménikos Theotokópoulos (apodado El Greco), y que coadyuvan a incrementar aun mas el efecto de movimiento en los danzantes de dicho cuadro.

Se trata de una muchacha de bellos rasgos aimaras, y tierna expresión; todo lo demás se resume a la luz estridente que lo caracterizaba, una síntesis de lo representado y su delicado tratamiento pictórico.

Otra pintura magistral es la que lleva como título “ Corrida de toros” (1944), que representa una escena costumbrista llevada a cabo en la localidad chuquisaqueña de Tarabuco, la cual está muy bien compuesta, dentro de una triangulación áurea perfecta, donde se advierte profundidad en la composición, además se luce cargada de luz, ( una constante en su obra), fuerza, intensos brochazos, pero por sobre todo: movimiento.

El secreto está escondido en la misma composición. Rimsa otorgaba la máxima importancia a los medios pictóricos como el color, luz, forma y el ritmo del cuadro. Además el movimiento de las figuras y la impresionante atmósfera. Parecía querer expresar su utopía de un mundo andino paradisíaco mediante formas nuevas e intensos colores. Es evidente que el color se convertiría en el elemento principal de composición en sus obras. De este modo el pintor consiguió efectos sugestivos y emocionales jugando vigorosamente con la técnica de los claroscuros.

Rimsa plasmó con su pincel muchos retratos de indígenas, paisajes altiplánicos, de los Yungas, Los campos paceños de Río Abajo, Següencoma, ect. Por otro lado, además de pintar durante un período de su carrera escenas europeas de circos y bailarinas, al incursionar en tierras bolivianas inmortalizó en sus lienzos, a nuestros músicos y danzas andinas, los tambos, etc. Simultáneamente, retrató a varias personalidades vinculadas a la cultura de la época, como ser la poetisa Yolanda Bedregal, a los pintores Guzmán de Rojas, Nora Beltrán y Josefina Reynolds, entre otros.

El maestro lituano pudo finalmente plasmar en sus lienzos la fuerza telúrica del altiplano boliviano, su esencia y espíritu, dejando como legado una vasta producción pictórica que está considerada entre lo más representativo del arte boliviano del siglo XX. RESEÑA PUBLICADA EL DOMINGO 9 DE ENERO DEL 2011, EN EL SUPLEMENTO CULTURAL FONDO NEGRO DEL PERIODICO LA PRENSA DE LA PAZ ( DE CIRCULACION NACIONAL)

Algunas de sus obras tenemos:































 

domingo, 20 de marzo de 2016

Ángel Blanco, destacado pintor cruceño

Pintura: 

Ángel Blanco, destacado pintor cruceño

Ángel Blanco: Una pintura que retrata la esencia del habitante del oriente boliviano. (Escrito por el Dr. Harold Suarez Llapiz) El taller de Ángel Blanco se encuentra ubicado a orillas del río Piraí, en los alrededores de la próspera ciudad de Santa Cruz de La Sierra.En este pintoresco lugar reside hace casi treinta años, aislado del intenso movimiento y el estresante bullicio que caracterizan a la emergente metrópoli oriental.Observar a diario el movimiento de los numerosos carretones que cruzan el río cargados de yuca, frutas y plátanos provenientes de las comunidades llamadas Las Cruces y Terebinto han sido la mejor fuente de inspiración para crear su obra.Blanco también suele viajar al Beni para estudiar las escenas de sus pueblos más remotos, donde todavia su gente lleva una vida apacible.Es que a estas tierras no ha llegado aun tanto progreso y su tranquila forma de vida, le remite a la Santa Cruz de antaño.Es el lugar perfecto para iluminar su mente de nuevas ideas que enriqueceran sus composiciones pictóricas.Blanco pinta lo que pueden evidenciar sus ojos.Posteriormente al retornar a su taller, todo lo visto será inmortalizado en sus lienzos, con la ayuda de su talentoso pincel. Angel Blanco evoca como nadie las escenas costumbristas del oriente boliviano.Ha ido asimilando todas las vivencias obtenidas gracias a que ha cultivado una aguda capacidad de observación.Nos hace añorar inevitablemente todos estos aconteceres que ya se han ido perdiendo poco a poco con el transcurrir del tiempo. Bien podríamos decir, de que incluso se trata de una pintura épica.Por otro lado, Angel capta con singular precisión la fisionomía y el perfil psicológico de sus personajes retratados.Al ser un provinciano, también es un hombre de campo, y como tal, los ha visto y estudiado desde siempre.Muchas veces el camireño añade a sus retratados una dosis de picardía y jocosidad que caracterizan al habitante comun de estos lugares.Aparecen sus conocidos galleros, quienes con un cigarrillo consumido entre sus manos esperan el correr de una apuesta para lanzar sus entrenadas aves al feroz ruedo.También las comunes riñas de gallos se llevan a cabo en alejadas estancias ganaderas y son un motivo de distracción para los hombres de campo en medio de la soledad y el aislamiento que viven a expensas de sus condiciones de trabajo.El tradicional culipi matiza el reencuentro de un grupo de amigos cobijados bajo una pequeña tapera recubierta por hojas de motacú.Un tradicional Buri es amenizado por una alegre tamborita, que entona un taquirari que hace bailar a un pequeño, pero entusiasta grupo de personas.En otro lienzo, una improvisada pascana tiene como protagonistas a una pareja de campesinos que prepara un locro criollo, mientras detiene su largo recorrido hacia algún destino final.En una de sus obras de gran formato, un camba arrofaldao y audaz, espía desde la "banda" del río a unas jóvenes bañistas, bien resguardado entre una hojarasca, o escondido detrás de un frondoso árbol.Con picardía y cierto descaro dirige su mirada al espectador del cuadro para convertirlo en un ocasional cómplice de la escena, puesto que través de señales le solicita guardar silencio para no alertar a las desprevenidas damas de su comprometedora presencia en el lugar. Angel Blanco nació en la localidad de Camiri, en el departamento de Santa Cruz hace 62 años.Su formación es autodidacta.Ha realizado innumerables exposiciones individuales y colectivas a lo largo de su carrera.En 1987, obtuvo el Primer Premio en la VI Bienal de Artes Plásticas de Santa Cruz. Su obra se encuentra representada en importantes colecciones publicas bolivianas y en numerosas colecciones privadas alrededor del mundo. La obra de Ángel Blanco es primordialmente descriptiva, puesto que revela al genuino personaje del oriente boliviano tierra adentro, este puede ser cruceño, beniano o pandino, es indistinto; al fin y al cabo todos ellos se desenvuelven en un hábitat similar.Lo describe sin tapujos a través de la ilusión óptica que nos ofrece su denso hiperrealismo de carácter costumbrista.La mayoría de las veces obtiene una pintura de acabado limpio, sin embargo, en algunas otras piezas deja en evidencia ciertos rastros de improlijas manchas de pincel.Pese a todo reconozco que es uno de los escasos y destacados cultores del arte fotorealista en Bolivia, que requiere de un gran talento y particular dedicación, para poder alcanzar la anhelada perfección.Blanco trabaja auxiliado del recurso de la fotografía, posteriormente reproduce cada escena en principio captada por la cámara durante sus viajes, y posteriormente las plasma en sus lienzos fielmente, con singular meticulosidad por medio de una agudeza óptica llevada a cabo con acertado virtuosismo técnico, que supera la visión del simple objetivo fotográfico. Los detractores del hiperrealismo manifiestan que esta corriente no enriquece a la pintura del siglo XXI, porque según ellos es simplemente un retroceso a las antiguas formas académicas, teoría que se ha reforzado ahora con el recurso de una fotografía intervenida por las computadoras.Entonces resulta para dichos teóricos un medio de expresión obsoleto.Nada más alejado de la realidad, y la obra de Blanco es una muestra fehaciente de ello.Haciendo caso omiso a estos entredichos, el artista cruceño se ha mantenido siempre fiel a esta tendencia estética.Es que ya se ha comprobado, ( y aclaro oportunamente que no tengo ningun afán en desmerecerla) de que la rigurosa fotografía, pese a que es un aventajado y formidable recurso tecnico, por más manipulación que sufra no podría captar jamás el espíritu del retratado, como lo puede hacer con contundencia un artista mediante una pintura ejecutada con sus propias manos. Blanco domina casi a la perfección las técnicas de perspectiva y puntos de fuga en sus obras de gran formato.Con los años de trabajo ha desarrollado una gran habilidad para el retrato.El oficio que posee le permite representar objetivamente la realidad visible.Es notable la calidad del dibujo, que es concreto y de trazo preciso.Denota un dominio absoluto en el manejo de las proporciones, luces, reflejos y sombras, además aplica el color por medio de veladuras y empastes con gran destreza en el atrapamiento de la luz en el lienzo. La obra del pintor cruceño revela una sensibilidad innata y un ferviente compromiso con la belleza amazónica que lo cautiva.Por ello le gusta plasmarla tal y como él la ve.Sin vueltas y sin rodeos, como el buen camba que es.Por medio de sus creaciones transmite todas sus vivencias, sentimientos e inquietudes.Reivindica a su modo todo lo natural, lo auténtico y lo bello, que está inmerso en un universo que hoy por hoy ha sido aislado por el desarrollo de los adelantos tecnológicos.Esta separación entre el hombre y su mundo es precisamente lo que pinta el hiperrealismo de Ángel Blanco. Definitivamente estamos ante un artista, que captura magistralmente la esencia de aquellos habitantes que residen en los cantones más alejados de las cálidas regiones del país. Dr. Harold Suárez Llápiz Crítico e investigador de arte boliviano y creador de la pagina Arte Boliviano Contemporáneo (Estudio Critico publicado en el Suplemento Cultural Brújula del Diario Mayor El Deber de Santa Cruz y en el Suplemento Cultural Fondo Negro de La Prensa de La Paz)

 Algunas de su Obras: